‘Un ekeko para mi comunidad’ (An Ekeko For My Community) is a participative art installation designed to be part of TEDxTukuy 2017. The aim of the installation was to ask the public to reflect on the lack of community in Lima and propose ideas on how to generate it.
For pre-Columbian civilizations, especially from the altiplano region of Puno and Bolivia, an ekeko was a being to whom you asked favors of both tangible and intangible nature, from love and health, to money and goods. He´s represented by the chubby figure of a smiling man carrying bags of goods that symbolize what its owner needs. It´s important to note that ekekos must not be bought, but given to its owners as a present and that offerings must be made to them so their power works.
The installation consisted of a mural of a skyline of Lima I drew after asking several Limeños which buildings and landmarks they thought were important to and characteristic of the city. TEDxTukuy participants were given a cardstock ekeko figure and invited to give it the offerings that Lima needs to become a community. To do this, they were given stickers which they added to their ekeko. Some examples of what they offered are: respect, green areas, less cars, tolerance, empathy and education. Participants were then asked to hang their ekekos in the skyline and commit to working towards contributing to build community in Lima by picking one of their offerings. Each participant committed to inhabit the city with this offering in mind from now on and do everything they can to make it happen.
The installation was a huge success; through the transformative power of art, participants reflected on the importance of building community in Lima and began a discussion of how to do it, taking responsibility over their role as agents of change.
Presentation text:
Siempre he creído en el poder transformador del arte. Soy artista y educadora y durante muchos años enseñé arte en Lima hasta que buscando un cambio y nuevos retos, me mudé a Nueva York el 10 de setiembre del 2001; un día antes del ataque a las torres gemelas del 9/11. Un tiempo después, en el 2003, llena de imágenes, sensaciones y vivencias que nacieron en mí a partir del 9/11, participé en una exposición colectiva en un centro cultural en San Francisco.
Mi trabajo era una instalación participativa llamad ‘Eat a Scar/Donate a Scar’ (Come una cicatriz/dona una cicatriz) que convocaba al público a ‘donarme’ sus cicatrices: por cicatriz me refería a todo aquello que les ocasiona dolor y que querían sacar de su vida. A cambio yo les daba un plato de sopa que yo misma cociné y los abrazaba. ( Cuando niña, mi abuelita me cocinaba sopa cuando estaba triste, y esta se convirtió en símbolo de cura de todo tipo de males para mi). La respuesta del público fue algo inesperado, los participantes tomaron mi propuesta con mucho entusiasmo y volaron con ella, me donaron experiencias muy duras, muy íntimas, fue una noche bastante conmovedora.
La instalación fue un éxito y volví a NY convencida una vez más del poder transformador del arte y con muchas ganas de realizar una obra parecida en esta ciudad que había adoptado como mi hogar. Nueva York, la ciudad que me atrajo por su mente abierta, su aceptación, su vivacidad, su energía, cambió por completo después del 9/11; estaba malherida y tratando de recuperarse de un acto de violencia inimaginable, de muchísimo dolor y pérdida; necesitaba sanar.
Cuando el Museo del Barrio de Nueva York me pidió una propuesta para su evento anual por El día de los muertos, conversé con una de las curadoras del museo que conocía mi trabajo. Acordamos crear la misma instalación que hice en San Francisco pero adaptada para Nueva York. El día de los muertos es una celebración cultural mexicana celebrada el 1 y 2 de noviembre que trata sobre memoria y pérdida, sobre recordar a los muertos pero también celebrar a los vivos y ha cobrado mucha relevancia en Estados Unidos con la inmigración mexicana. Acepté el reto con muchas dudas: el público neoyorquino ya lo ha visto todo y nada lo sorprende, se aburre fácilmente y es súper exigente.
Adapté la instalación que había hecho en SF y llené las paredes de una sala del museo con bolsas que contenían galletas con una cicatriz dibujada con plumón comestible y un papel de color. El público debía tomar el papel, escribir ‘su cicatriz’ en él, devolverla a la bolsa y colgarla en la pared para que todos puedan leerla. Luego se comían la galleta, es decir la cicatriz. De esta forma, hacían un acto simbólico de sanación: por un lado se sacaban la cicatriz de sí mismos y por otro la contenían en una bolsa plástica lejos de ellos. El evento se convirtió en catarsis grupal; el público participó llenando las paredes de mucho dolor: historias de pérdida por enfermedad, amigos o familiares que se fueron en setiembre 11, momentos familiares o de pareja difíciles, desamor, suicidio… Mi labor fue sólo detonadora; propuse al público un intercambio, lo demás ocurrió por ese poder mágico que tiene el arte de conectar, de invitarte a jugar, imaginar, dejar ir…
Como artista, siempre me ha interesado buscar la reflexión, no la sola contemplación con mi obra, mi manera de hacer activismo ha sido siempre la educación en base a ese poder que tiene el arte, y es a partir de este que hoy quiero proponerles que reflexionen conmigo cómo esta ciudad, cómo Lima puede convertirse en una comunidad.
Luego de vivir once años en Nueva York, volví a Lima con ojos frescos y me encontré con una ciudad con la que no conectaba. Me dediqué a observar Lima, a caminar por la ciudad y tratar de discernir qué era lo que yo percibía como un problema. Percibí que le faltaba empatía; ver cómo manejamos sin respetar las reglas, ensuciamos nuestras calles, insultamos a las personas… sentí que los Limeños actuamos así por no tener una noción de pertenecer a una comunidad. Hoy les quiero pedir que imaginemos cómo hacer que Lima se convierta en eso, en una comunidad.
Si los Limeños sintiéramos pertenencia hacia la ciudad, si sintiéramos que tenemos el poder de transformarla, que ese otro de quien desconfío y a quien insulto es parte de mi comunidad, me comportaría así? No podría empezar un cambio a partir de esta reflexión? Les propongo pensar en esto hoy, por medio de una instalación participativa de arte que he creado para TEDxTukuy, para ustedes.
Se llama ‘Un Ekeko para mi comunidad’ Cuántos de ustedes saben lo que es un ekeko o lo han visto alguna vez? O quizás tienen uno en sus casas? Para civilizaciones precolombinas, especialmente del altiplano, el ekeko es un ser a quien se le piden favores de todo tipo, tangibles e intangibles, desde amor y salud hasta bienes y dinero. Está representado por la figura de un hombrecito sonriente, rechoncho, cargado con muchas bolsas que representan las necesidades que piden sus devotos. Es importante señalar que el ekeko debe ser regalado, no comprado por uno mismo y que se le debe hacer una ofrenda para que cumpla los deseos pedidos. Les voy a pedir que regalen un ekeko a Lima, que lo llenen de ofrendas para la ciudad, para que en Lima se genere un espíritu de comunidad y que empecemos a mirar al otro.
Cada uno de ustedes encontrará en el lobby afuera del teatro una instalación que en este momento es sólo el skyline de Lima pero que ustedes transformarán muy pronto. Delante del skyline encontrarán mesas con estas bolsitas. (Mostrar bolsa), dentro de esta bolsa hay un plumón, unos stickers, un pin, instrucciones y un ekeko. Lean las instrucciones y luego síganlas-tomen los stickers y escriban en cada uno un deseo para Lima, para la comunidad que imaginan para la ciudad. Qué piensan que necesita Lima para ser una comunidad? Por ejemplo, yo escribiré ‘respeto’. Peguen los stickers en el ekeko y cuelguénlo en el skyline. Tomen un momento para escoger uno de sus deseos, la idea es que se comprometan con hacer todo lo posible para trabajar hacia este objetivo. Tomen el pin y pónganselo, este será su recordatorio para cumplir con su compromiso. Hay 450 de ustedes en el público hoy, eso quiere decir 450 personas que caminarán por Lima con este deseo en su mente y haciendo lo posible por que se realice.
Al final de este evento TEDxTukuy tomaremos un tiempo para observar la instalación y ver qué ofrecimos a Lima como esta pequeña comunidad TEDxTukuy, qué creemos que Lima necesita para ser una comunidad. Cuál será nuestro compromiso con ella? Cómo participaremos del cambio? Hay alguien con deseos parecidos a los míos con quién me pueda unir para lograrlos?
Llenemos a Lima de nuestras ofrendas. Hagamos de Lima una comunidad.